Por Kristin Mary Lietz
“Si me piden que los perdona, no lo voy a hacer,” dijo una mujer durante el taller. Estuvimos en la primera reunión de mujeres en el taller de Géneros en Equidad y Reconciliación Internacional (GERI) y ella estaba hablando de unos hombres quienes la atacaron. Las mujeres estaban sentadas en un círculo, mientras que los hombres participantes en el taller estaban es su proprio circulo en otro edificio. Todos con curiosidad de que iba ser el taller.
Habíamos dedicado una tarde para entender el daño que hace el patriarcado a las mujeres y a los hombres y ahora era un momento de estar con solas mujeres para soltar historias. La facilitadora del grupo de las mujeres indico que eso no era la meta. No era para perdonar a gente ajena del proceso del taller, pero sentar, hablar y escuchar nuestras historias como mujeres, mientras que los hombres hacían lo mismo. Más tarde íbamos a tener la oportunidad de contar algo de las historias en presencia de los hombres. El enfoque del taller, siempre fue en las personas presentes, en experiencias personales, hablar y ser escuchado.
El taller, Sanando Juntos, tomó lugar en las instalaciones de CDC en fin de semana 25,26 y 27 de marzo de este año. Un proyecto de CDC junto con GERI que fue dos años en organizar y posponer por la pandemia.
GERI es una organización internacional que se dedica a proveer foros para los géneros a reunir, contar historias, imaginar un mundo sanado de género y honrar unos a otros por el trabajo que hemos iniciado. CDC tiene 17 años escuchando las historias de mujeres y hombres en nuestra comunidad, pero más separados que juntos.
Anhelamos un momento para traer a hombres y mujeres juntos para estar en comunión no confrontación. Las movimientos grandes y públicos tienen su lugar y su propósito pero cuando marchamos en la calle, gritando nuestras verdades, ninguna vez oímos, “Oigo tu historia y te honro de lo que has vivido y sufrido”. Son los movimientos chicos y personales que empiezan cambio en vidas.
En un grupo de 20 personas, hablamos de nuestras historias. Paramos en testimonio por las victimas sin voz: la mujer víctima de violencia doméstica, el niño golpeado por llorar, la niña que no dejaron jugar futbol por ser niña, el niño forzado a pelear en la escuela, aunque no quiso, el hombre sin nadie a contar su dolor al terminar una relación amorosa o la mujer que no puede estudiar porque solo son para ser mamá.
Escuchemos unos a otras y empecemos a entender mejor todo el panorama del daño. Y más importante empezamos imaginar un mundo con equidad y reconciliación, un mundo sano entre todos los géneros y conocer a aliados en el camino. Para más información se puede visitar a sitio de web de GERI GRworld.org o CDC en centrodecompartimiento.org.