Por Greysi Mastellanos Márquez.
Juntarse y tener una conversación podría a veces no considerarse relevante. Muchos creemos en nuestro individualismo y creemos tener la fuerza suficiente para resolver los conflictos, especialmente aquellos emocionales que desordenan todo y lo vuelven un caos.
Viví en CDC cinco años, en esta comunidad donde nuestras conversaciones son una experiencia de otro nivel que confirman por siempre el poder de las palabras, de ser escuchadas y recordar que ante las distintas situaciones de crisis que se puedan llegar a vivir nunca se está sola.
Al salir para ejercer mi profesión como enfermera, mis ocupaciones y estilo de vida me llevaron a olvidar poco a poco estas prácticas, de pronto hay una voz interior que te hace caminar aparente- mente sin rumbo, pero llevándote de regreso a este lugar, a ese sofá, a ese espacio en el que se respira seguridad. Como si estuviera preparado para ti a la espera de escuchar una historia.
¿Casualidad, destino o algo inesperado? No sabría cómo definirlo.
Pero al regresar, me hicieron recordar el significado de hermandad. ¡A pesar del tiempo y la distancia, fue bueno escuchar un “aquí estoy” hey! “aquí estaba”, “aquí estaré”.
Al conectarme con otra ex becaria, ella me dijo “piensa en mí en tus días buenos y malos, recuerda que esto va más allá de haber compartido comida, la misma habitación y hasta la misma ropa”, al escucharlo me hizo entender la importancia de las conexiones, que crear lazos de amor, amistad y hermandad nos permite mostrarnos rotas, ayudarnos a levantarnos y seguir caminando juntas.
Ahora sé que al salir no estamos solas, pero necesitamos hacer el esfuerzo para buscarnos, mantenernos en comunicación y recordarnos que estamos una para la otra.
…me hizo entender la importancia de las conexiones, que crear lazos de amor, amistad y hermandad nos permite mostrarnos rotas, ayudarnos a levantarnos y seguir caminando juntas.